Asi como el corsario Drake se contempla en la historia como uno de los mayores piratas conocidos, no me cabe duda que más de un inglés afirmará que se trata de un heroe nacional, demostrandonos que no les molesta lo más minimo que la infame ocupación de Gibraltar siga paseando el deshonroso titulo de última colonia en Europa.
Sin duda, lo que no es tan fácil de explicar es la desidia y pasividad comunitaria que eufemisticamente prefiere adjetivizar la zona como “jurisdicción no cooperativa en materia fiscal” , dejando toda la responsabilidad a los Españoles para llamar a las cosas por su nombre:
Vergonzosa ocupación, Paraiso Fiscal y Nido de Contrabandistas.
Quizas esto explique de alguna manera que tanto las empresas que operan allí como sus ciudadanos actuales hagan oidos sordos a la reivindicación española que les dejaria huerfanos de sus privilegios, sin olvidar que una verdadera consulta es imposible puesto que casi todos sus ciudadanos de derecho tuvieron que exiliarse en su dia.
Ya va siendo hora de desmontar el orgullo inglés en lo que concierne a la usurpación de Gibraltar como a los intentos fallidos que se produjeron en Barcelona y Cádiz en la misma época, cuando España parecia un botín seguro para advenedizos que quisieron hacer leña de arbol caido con actos de pirateria geo-estrategica en toda regla e inclusive con la mezquina utilización de bandera española en el nombre de un pretendido rey, el Archiduque Carlos de Austria.
La historia de asedios y ocupaciones de gibraltar ocuparia un articulo entero, y no pretendo eso en esta ocasión, pero si quiero mencionar que anteriormente y al igual que los “actuales inquilinos”, Los piratas de Barbarossa tambien desembarcaron en Gibraltar el 8 de septiembre de 1540 y como estos, tambien Saquearon, violaron y profanaron.
Quiero recordarle a todos los ingleses de honor que El 1 de agosto de 1704 el Almirante Rooke asedió al Peñón por undécima vez. Exigiendo al gobernador de Gibraltar que se rindiera y jurara obediencia a Carlos de Austria. Finalmente cuando se rinde, lo hace ante el pabellón español que portaba Horthy, en el nombre del archiduque Carlos y con la promesa de que ondeara la bandera española, promesa que al día siguiente se rompe, elevando la bandera inglesa y tomando la plaza en nombre de la reina Ana de Inglatera.
Despues del lamentable tratado de Utrech, (con poco exito y menos acierto ), España ha intentado revertir semejante situación no siempre con una gran convicción pero si con el mismo derecho con que lo hicieran los asediados en su momento.
La única ocasión en que inglaterra mostraria interés tuvo que ser presentando su verdadera cara, fidelidad y aprecio por sus nuevos subditos. En el famoso cambalache fallido de 1917 consideraron seriamente cedernos su más amado pedrusco a cambio de hacerse con la ciudad de Ceuta.
Pues seguro que no, y es que estas cosas no se hacen en casa, demostrando que Gibraltar es y será española incluso con ellos dentro. Es evidente que sus enormes ventajas estratégicas, logísticas y comerciales hicieron que Inglaterra se aferrara al Peñón convirtiéndolo en su mejor baza para dominar el Mediterráneo hasta la Segunda Guerra Mundial y, de paso, empobrecer España con el contrabando y la ruina de su industria textil.
Para hacer justicia, no podemos olvidar que Las tropas anglo-holandesas que ocuparon Gibraltar desataron la ira entre la población tras varios casos de saqueos a hogares, violaciones, la profanación de todas la iglesias católicas, menos la parroquia de Santa María la Coronada, y el daño o destrucción de símbolos religiosos como la estatua de Nuestra Virgen de Europa. Los habitantes de Gibraltar tomaron represalias contra ingleses y holandeses, matando a cuantos podían y arrojando los cuerpos en pozos y fosas sépticas. Finalmente los oficiales de las fuerzas anglo-holandesas pudieron restaurar el orden, pero aun con garantías de que no sufrirían mas atentados sobre su libertad religiosa y derechos civiles, la gran mayoría de habitantes de Gibraltar decidieron no asumir ningún riesgo y optaron por el exilio.
Pese a reivindicarlo, la historia demuestra que Gran Bretaña no ha tenido inconveniente en saltarse el Tratado de Utrecht cuando le ha convenido. En 1909, levantó la verja de Gibraltar, a la que había concedido en 1830 la denominación de “colonia del Reino”. Londres también aprovechó la guerra civil española para, en 1938, apoderarse del istmo que separa el Peñón de la Península y construir un aeropuerto, ocupando terrenos no contemplados en la Paz de Utrecht y declarados zona neutral en 1730.
El 17 de septiembre de 1954, Halliday Sutherland señalaba que la toma de Gibraltar en 1704 “fue un acto de piratería” y en 1966, Arnold J. Toynbee indicaba la injusticia de la ocupación británica de Gibraltar preguntándose: “¿Le agradaría al pueblo británico ver una fortaleza rusa o china en Land´s End o en las islas del Canal?”.